Ice diving, adrenalina bajo hielo

Foto: @divingandorra.com

Debo confesar que desde pequeño le he tenido terror al agua. Con el paso del tiempo ese temor ha ido disminuyendo, cuando normalmente ocurre lo contrario, pero por suerte en mi caso el proceso ha sido opuesto con lo cual me he atrevido a vivir nuevas experiencias que quizás de pequeño jamás me hubiese atrevido a experimentar. La última aventura acuática que viví fue en Andorra, específicamente la práctica del Ice diving, que no es más que bucear en un lago a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, bajo placas de hielos y en un agua que en promedio tienen una temperatura de 1 grado. En resumen: submarinismo de alta montaña.


¿Suena terrorífico, no? Sin embargo, ha sido un gran descubrimiento que recomiendo a cualquier persona. Eso sí, si eres claustrofóbico quizás el verte allí en la profundidad de un lago con una placa de hielo encima pueda causarte cierta incomodidad, pero no está demás intentarlo.

La aventura empieza porque para hacer la inmersión en los lagos de Cabana Sorda, Tristaina, La Canaleta o El Forn es necesario llegar a través de un descenso que se puede hacer practicando esquí o snowboard. Pero si no sabes ninguna de las dos modalidades – como yo – puedes descender de igual manera a través de las cabinas para esquiadores.


Una vez en el lago te dan unas instrucciones para disfrutar la aventura sin correr ningún riesgo. El traje está elaborado de un material que aísla completamente el frío, eso sí, colocártelo puede ser aún más complicado que meterse debajo del agua: primero el traje, después los plomos, la gafas, la bombona…y asegurarse de que ninguna gota de agua entre por tu cuerpo y que todo está muy bien ajustado.

Los monitores son muy profesionales en este sentido y no se quedan tranquilos hasta que verifiquen que todo está correctamente en su lugar. Una vez el traje puesto y sintiéndote como un superhéroe nos acercamos a la orilla del lago. Probamos respirar correctamente fuera del agua con la bombona y después introducir la cabeza bajo el agua para practicar la respiración bajo el agua.

Cuando ya todo está ok los monitores te dejan libertad para sumergirte cuando estés preparado. Eso sí, uno de ellos siempre te acompañará, sobre todo cuando no has hecho submarinismo anteriormente como fue mi caso. La clave está en tener confianza de sí mismo y ser consciente de que siempre contarás con oxígeno para respirar. Ahh…y por supuesto saber el lenguaje único de comunicación debajo del agua: con el dedo pulgar indicando hacia arriba significa que quieres subir porque algo anda mal y, por otro lado, para decir que todo marcha bien es haciendo un círculo con el pulgar y el índice.

Una vez sumergido ya el resto es diversión. Cada 10 metros hay huecos en el lago que te permiten salir, lo cual te da confianza para sentirte como “pez en el agua” y disfrutar de un mundo subacuático muy distinto al que estamos acostumbrado a ver: el agua es más densa y oscura, a lo lejos truchas que quizás se preguntan cómo es que hemos llegado allí y aguantado tanto frío, y lo más inolvidable son los colores que se reflejan a través de las placas de hielo. Tuve la suerte de que el día que lo practiqué había un sol radiante que ayudaba a que el espectáculo submarino fuera aún más espectacular.

Tras esta aventura, he descubierto que la adrenalina bajo el hielo se multiplica por mil.

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Divingandorra.com