Anem a les Festes de Gràcia!

Celebrem la nit i el dia,
I diem fort i amb passió:
Siguin festa tots els dies!
Visca la Festa Major!

– Josep Fornés i Garcia –

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Hace pocos meses cuando se acercaban el verano, mis amigos me hacían la pregunta de rigor: “¿Dónde piensas ir este verano?” Mi respuesta era clara y sencilla: ¡Voy a Barcelona! “Pero…si ya vives allí”, me respondían.

Agosto suele ser un mes en el que en Barcelona – y casi toda España –  sus habitantes se escapan de vacaciones y sus calles son invadidas por turistas nórdicos abducidos por el sol mediterráneo. Así no sea nuestra intención, el ritmo lento de la ciudad hace que logremos escapar de la rutina, entonces la cotidianidad se vuelve una fiesta.

Éste ha sido un mes en el que he logrado redescubrir la ciudad que me acogió hace ya seis años. Uno de los eventos que más tenía ganas de conocer eran las famosas Fiestas de Gràcia. Nunca había podido coincidir en Barcelona para asistir a esta fiesta porque siempre me encontraba haciendo algún viaje, pero esta vez tendré la oportunidad de vivir la magia de uno de mis barrios favoritos de la ciudad: Gràcia.

Hoy fue el primer día de la fiesta, que se celebrará hasta el próximo domingo 21, y no me ha defraudado para nada. Más de 10 calles decoradas con diferentes motivos que algunos parecen sacados de un mundo de fantasía y otros replicando personajes famosos de dibujos animados. Los materiales reciclados son en su mayoría utilizados con mucha creatividad, pero sobre todo se nota a simple vista el trabajo en comunidad para que todo esté a punto.

Por otro lado, cada calle tiene su propia agenda de conciertos, actividades para niños, venta de comida y bebida tradicional, pero sobre todo el buen rollo que se puede respirar en cada esquina.

El origen de estas fiestas no es para nada religioso, sino más bien que tiene una connotación social que celebra la evolución de una clase campesina que durante el siglo XIX llega a la ciudad, convirtiendo así el pueblo de Gràcia en una importante villa de artesanos, obreros y pequeños comerciantes. Todos en comunidad a través de entidades obreras y recreativas como Ateneos y Sociedades de Baile consolidaron una fiesta mayor que cada año le regala un encanto especial a Barcelona.

Para los que vienen de visita a Barcelona o para los que viven aquí y no tienen planes de salir de la ciudad, no podéis de dejar de vivir la experiencia de recorrer las calles de Gràcia y sentirse como en una familia multitudinaria sin distinción de edades.

Son decenas de actividades que puedes disfrutar durante estos días, es por ello que te recomiendo revisar previamente el programa en su web www.festamayordegracia.cat

Som-hi! 🙂

O Brasil, na Europa! Entrevista a Day y Lorenço, de Nossas Viagens

Dayane y Lorenço. Saúde!

Tuve la suerte de compartir bastante tiempo junto a Dayane, ya que fue mi profesora de portugués en Buenos Aires. Es una chica alegre, culta y muy simpática, siempre sonriente. Junto a ella dí mis primeros pasos en la lengua lusitana. Al tiempo,  comenzaron sus planes para irse a europa con Lorenço, en aquel entonces novio y hoy flamante marido. Por motivos laborales se dirigieron a Bayreuth (Alemania), donde lograron establecerse. Cada vez que podían, se lanzaban a la ruta. Así fue como pudieron recorrer varios países, desde Irlanda hasta República Checa.

Day en Barcelona

Lorenço es un coleccionista nato que junta desde tapitas de cerveza, estamplillas y hasta banderitas de los países que visitó; pero un día, confesó en su blog: «No soy la persona más entusiasta para viajar. Me gusta, me gusta mucho, aunque no tanto como a Day. Pero sus ganas me impulsan,  disfruto al verla feliz cada vez que entramos en movimiento».  Y se ve que esto ha tenido sus frutos, ya que ella lo percibe. Nos cuenta que Lorenço es un óptimo compañero de viaje, excelente lector de mapas y diseñador de circuitos. Adora conocer nuevas culturas y lenguas; como costumbre, ha intentado aprender al menos una palabra en cada lugar … casi siempre, «cerveza»  😉

Lorenço en Berlín

Pasar por su blog es un placer:  espontáneo, íntimo, con buenos datos, abundantes fotografías y redacción impecable. Si bien está en portugués, no es de lectura complicada para los hispanoparlantes. Un pequeño esfuerzo, realmente vale la pena.

Presentados nossos amigos do Brasil, pasemos a la entrevista:

¿Cuál es el objetivo de su blog?

Nuestro blog fue creado con la idea de mantener a los amigos y familiares informados acerca de nuestros nuevos descubrimientos en el viejo continente. Con el paso del tiempo, muchas personas nos encontraron en la red y comenzaron a enviar mensajes o pedir información. Lenta y naturalmente el blog fue rediseñándose y madurando, presentando ahora otra cara. Pasó a ser no solo un lugar para contar historias para nuestros conocidos, sino además para compartir experiencias, ayudar a otras personas a planear sus viajes, así como nosotros fuimos ayudados por otros blogueros. Cada vez nos impresionamos más con el crecimiento que está teniendo. Cada vez que aparece una bandera de un nuevo país que nos visita, es una satisfacción muy grande.

¿Por qué escogieron Alemania para vivir?

No exactamente escogimos Alemania. Caminos profesionales nos llevaron hasta allí. Pasamos a disfrutar de la idea de viajar y vivir en Europa.

Dicen que los alemanes son mucho más fríos que los latinoamericanos (y más aun, brasileros). Más allá de ese estereotipo ¿cuáles fueron los abismos culturales con los que se encontraron mientras vivieron en Alemania?

En cierta forma, este estereotipo tiene su fundamento. Hay más reglas para la convivencia social y el tiempo de aproximación es mayor, pero una vez conquistada la simpatía y amistad de un alemán, todo se torna muy parecido. Para nosotros como brasileros, el idioma fue un obstáculo en lo cotidiano. Lo más difícil en esta experiencia fue contener nuestros “instintos brasileros” para adaptarnos a las reglas de educación locales: hablar bajo, no tocar físicamente a las personas, saludar sin abrazar ni besar, por ejemplo.

¿Que países habéis conocido en este tiempo?

Bueno, en un año viviendo en Alemania, conocimos 16 países de Europa. Hicimos los clásicos: Alemania de norte a sur, Austria, Bélgica, España, Eslovaquia, Francia, Holanda, Hungría, Inglaterra, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, República Checa, Suiza y Vaticano. Para nuestra próxima estadía planeamos lugares no tan convencionales.

Stonehenge

¿En qué les cambió su visión de Brasil esta estancia en el viejo continente?

Creo que nuestra perspectiva con respecto a Brasil cambió mucho. Cuando estás dentro de tu país sin haber viajado al exterior es muy fácil hacer críticas o elogios desmedidos. Pero en el momento en que se comienzan a sentir “saudades” de tu lugar de origen, te das cuenta que tu país ciertamente tiene problemas, pero los tan “bien vistos” países de Europa (al menos, para los latinos) también padecen problemas y adversidades. Al mismo tiempo, uno se da cuenta de esas cosas únicas que existen en cada lugar. Que son increíbles, hermosas y es preciso estar una vez en la vida allí para verlo y entenderlo.

Un lugar para recordar

Praga fue uno de los lugares más lindos construidos por el hombre que he visto. Tengo solo buenos recuerdos. ¡Y estar en España e Irlanda fue una fiesta!

Praga

Un lugar para olvidar          

No tengo un lugar que me gustaría olvidar, porque para todos los que aman viajar, cualquier nuevo lugar es para conocer y descubrir algo. Aún así, cuando me preguntan si me gustó París, digo que fue mi mayor decepción en todos los viajes que he hecho. Vi muchas cosas vulgares allí! Y el olor a pipí por toda la ciudad no es nada romántico ni representa nada lo que vemos en el cine.

Cinco lugares que les gustaría conocer de cualquier parte del mundo

Deseamos mucho volver a Irlanda para conocer el interior de este país por el cual nos apasionamos. Turquía (lugar que no deseo conocer, sino que preciso conocer), Marruecos, Nueva Zelanda, Perú y Colombia. Además de esto, viajar a otros países de nuestra querida América Latina, un gran sueño.

Dublin

Blog: http://minhasviagensvia.blogspot.com

También puedes encontrarlos en Twitter y Facebook.

Surfear en Lahinch (O no morir en el intento)

Cuando confirmé la participación del blogtrip que organizaba la Oficina de Turismo de Irlanda sabía que era para recorrer parte del oeste de este país. Hace mucho tiempo que quería conocerlo por la cantidad de referencias de amigos españoles que han ido allí a estudiar inglés. Hasta aquí todo bien, pero cuando me envían el programa en éste resaltaba lo siguiente: “Visita a Lanhinch, playa para hacer surfing con sus enormes olas…”. Una vez más pensé que el destino me ponía una prueba más para retar mi cierto “respeto” al agua. Tras la experiencia vivida con el Ice Diving en Andorra, decidí que lo haría a pesar del resultado que podría salir de este.

Tras un increíble paseo para conocer los Acantilados de Moher, nos tocó seguir hasta Lahinch, un pueblo ubicado al oeste de Irlanda y muy famoso por sus excelentes olas para hacer Surf. Todas las calles están llenas de tiendas que venden todos los productos necesarios para practicar esta disciplina. La lluvia y el viento eran las protagonistas de esa tarde. Llegamos a la escuela de surf y la instructora nos recomienda no hacer surf porque había pocas olas y así iba a ser un poco complicado aprender. Hicimos caso omiso a la advertencia y ya estando allí decidimos lanzarnos a la aventura.

Tras poco más de 20 minutos intentando embutirnos el traje de neopreno – experiencia no apta para claustrofóbicos – llegó la hora de recibir la clase express o, mejor dicho, las lecciones básicas para no morir ahogado o atropellado por una ola. Entre el enrevesado acento irlandés de la instructora, el frío, el viento y el pensamiento de ¿Pero qué estoy haciendo aquí? Terminó el entrenamiento, la última advertencia decía que la práctica del surf es adictiva y pueda poner el riesgo matrimonios y negocios.

Rubén, uno mis compañeros de viaje, pensó que su experiencia con el surf iba a ser más divertida desde la tercera persona del plural. Y no se equivocó. Gracias a él, logramos tener este pequeño resumen de ese intento por hacer surf en Lahinch. Sin duda es una experiencia única, a pesar de los infructuosos intentos por ponerse de pie sobre la tabla.

Después de ver este vídeo, puedo estar tranquilo que la adicción por el Surf será algo de lo que no sufriré al menos en esta vida 😉

 

Todos los caminos conducen a Nueva York

Hace poco más de un año conocí a Flavio Bastos a través de una amiga en común. Él vive en Lisboa y yo en Barcelona, y aún no hemos tenido la oportunidad de conocernos en persona, pero estamos en constante comunicación sobre mis proyectos y los suyos. Desde hace ya un buen tiempo «anda» literalmente revolucionando unas cuantas ciudades con su proyecto que bien pudiera definirse como «ando»…empezó con Lisboando.com, luego Oportoando.com y recientemente Newyorkando.com. Él insiste con la manía de seguir creando webs informativas de mis ciudades favoritas, el día que toque Barcelona ya le he dicho que terminaré involucrado inevitablemente en su proyecto.

Pero ahora es el turno para Nueva York. Hemos cedido espacio a su editora Andrea H. Madrid para que nos hable de su Nueva York.

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Nueva York es la nueva Roma, todos los caminos conducen a Nueva York. No es que releguemos a la ciudad madre del mundo antiguo, es que Nueva York es la fuente de buena parte de las metáforas contemporáneas. Es el icono y concepto de la ciudad, es Ciudad Gótica pero también Metrópolis, es la Pequeña Odessa y también la Pequeña Italia, es salsa y es rock. Así es esta ciudad, aquí todos caben y hay para todos. ¿Hace falta seguir justificando nuestra pasión?

Nuestras niñeras fueron series y películas que casi siempre ocurren en Nueva York. Aunque Superman, Batman o Don Corleone nunca han visitado nuestras latitudes, sus mitologías nos son tan familiares como Mafalda, Asterix y Obelix o Mortadelo y Filemón. Siempre temimos el primer día en que pondríamos un pie en la gran metrópolis, pensamos que nos íbamos a extraviar entre tanta cita fílmica. Nueva York es como Roma -insistimos- «verla y después morir». Pero fuimos y no morimos, pero nos contagiamos con la NewYorkmanía. Y si pasamos un año sin regresar comienza el síndrome de abstención.

Otra cualidad de esta ciudad es que no es Estados Unidos, es Nueva York, antes era Nueva Amsterdam y mucho más atrás territorio indígena. Quienes conozcan otras ciudades de Norteamérica podrán dar fe de ello. Es que en esta ciudad casi todos vienen de otra parte, como lo dijo John Dos Passos en su Manhattan Transfer. Aquí se hablan casi 100 lenguas distintas, basta pararse en una esquina para escuchar simultáneamente varios idiomas. Y a los hispanoparlantes se nos hace fácil, ya que la segunda lengua de la ciudad es el español.

Esta cultura ecléctica se vuelca en sus comidas, se puede desayunar bagels en un dinner de Brooklyn, almorzar dumplings en el Chinatown y cenar un ceviche bien picante en Queens. También en su oferta de espectáculos. Hay festivales de cine independiente como TriBeCa, pero también las masivas obras de Broadway. Y que se diga de la música, la banda que «lo logra aquí lo logra en cualquier parte», tomando prestada una cita literal de Frank Sinatra.

Nueva York es un puerto, tiene esa cualidad ambigua de gente siempre llegando y partiendo. Es como las ciudades de Calvino o la Dark City de Alex Proyas, eternamente recomponiéndose. Esta sensación de novedad permanente la comparte con otras ciudades puerto que nos fascinan, como Oporto, Barcelona, San Francisco, Hamburgo o Valparaíso. Esta atracción por esta esta Babel cosmopolita debía hallar un curso, sino podíamos reventar. Y así fue como nació Newyorkando, una guía de viaje indie, punk, sin más intermediarios que muchas horas de pelis y libros, nuestros gustos y las recomendaciones de amigos.

Esperamos contagiarles con este virus y start spreadin’ the news, I’m leavin’ today…

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Andrea H. Madrid es una amante de la cultura pop. Buena parte de su vida consiste en viajar y crear guías de viaje enriquecidas con referencias pop e históricas para que todos nos sintamos atraídos con los relatos de los lugares que visita. La pasión viajera la combina con su vida como profesora universitaria y como consultora de ideas de +pop, sintetizando academia y cultura pop.

Diez momentos inolvidables en Israel

Hace algunos días que en mi cabeza rondaba la idea de escribir el primer post sobre mi reciente viaje a Israel. A pesar de que estando allá quise compartir mi experiencia a través de unos cuanto mini posts, al volver a España sentí la necesidad de dejar en reposo los recuerdos del viaje y añejarlos por unos cuantos días.

Y es que Israel no es un país sencillo de entender a simple vista. Tanta riqueza histórica y cultural abruma desde un primer instante. Por ello creo que es un país que se torna muy, pero muy distinto de acuerdo al cristal desde el que se mire: político, histórico, cultural, religioso, turistico, humano…Un caleidoscopio de sensaciones que se requiere observar con mucha tolerancia y apertura mental. Como prefacio al recorrido realizado por este país presento un resumen de diez momentos inolvidables, de esos momentos que por la espectacularidad del lugar, la anécdota surgida o personajes que van apareciendo en el trayecto hacen tan especial los viajes:

Mi nombre en hebreo

Foto: @joanplanas

El vuelo desde Madrid a Tel Aviv salió a eso de las 22,30h. Joan Planas, uno de mis compañeros de grupo a quien se le da poco hablar y relacionarse con las personas ;-), hizo buenas migas con un israelí llamado Noam, de carácter muy inquieto y social. Después de un largo viaje por Sudamérica parece que Noam seguía con muchas ganas de hacer amigos de habla española. Joan le contó que éramos un grupo de cinco blogueros que íbamos a Israel para recorrer el país y escribir sobre este a través de blogs y redes sociales. Acto seguido Noam nos preguntó el nombre para traducirlo al hebreo y asignarnos a cada uno un icono. A mi me tocó el sol…¿habrá adivinado mi origen caribeño?

Visita a la frontera libano-israeli

Frontera líbano - israelí

«Que el hombre no necesite muros» fue la plegaria que escribió Joan en un papel para introducirlo en el Muro de las Lamentaciones, como indica la tradición. Quizás ese deseo surgió cuando nos tocó visitar Rosh Hanikra, el punto mediterráneo más norte de Israel. Allí los cascos azules de la ONU vigilan ambos lados de la frontera libano-israelí. Desde la última guerra entre ambos países sucedida en 2006 han permanecido cerradas sin vislumbrarse una próxima apertura. A mi personalmente la espectacularidad del paisaje lo opacan las rejas, alambres y cualquier tipo de protección para separar ambas fronteras. Desde pequeño nunca entendí por qué al ver una mapa siempre tenían que existir líneas divisorias imaginarias, ¿Pero es el mismo trozo de tierra? Siempre me preguntaba. Quizás ahora con menos ingenuidad, pero con más convicción me sigo haciendo la misma pregunta.

Me gustaría volver algún día a Israel y recorrer ambos países sin tener que saltar fronteras, sólo así el paisaje recuperará la espectacularidad que objetivamente tiene, pero subjetivamente se difumida tras unas rejas.

Pantalón roto en el Puerto Antiguo de Acre

Puerto Antiguo de Acre

Sin duda el Puerto Antiguo de Acre fue uno de los lugares que más me impresionó de todo el recorrido. Su increíble fortificación de origen otomano te hacen volar a tiempos remotos y su imponente vista al mar te hacen entender por qué Alejandro Magno quiso que fuera parte de su imperio.

La belleza del lugar fue rota por una anécdota tonta, pero difícil de olvidar. Intentabamos buscar la mejor locación para tener una buena toma del lugar y así Pedro pudiera grabar un pequeño corte de vídeo. Carmen y yo nos retrasamos, pero para adelantarlos decidimos saltar uno de los muros (no muy alto, como de 1,60 mts). Salta Carmen y todo bien. Cuando me toca saltar a mi un estruendoso ruido rompió el ritmo de las olas. Carmen voltea y me pregunta sorprendida: ¿Qué ha sido eso? Me apresuré en aclararle que no era lo que pensaba. En mi caso lo hubiese preferido, pues uno de mis dos pantalones cortos que llevaba en la mochila para el viaje de siete días se había roto por completo en la entrepierna. Y era apenas el segundo día…

Hummus hummus sapiens…

Hummus

Hay dos alimentos que podría comer cinco veces al día y no aburrirme: el yogurt y el hummus. Que Al Israel Airlines ofreciera en su vuelo este manjar era un buen presagio, lo mejor estaba por llegar a Israel cuando en cada rincón del país los platos de hummus que se me atravesaban por el medio desaparecían instantáneamente de mi vista como por arte de hambre. Inolvidable el hummus que probamos en un restaurante llamado precisamente Hummus en las entrañas del Mercado El Carmel de Tel Aviv. Si te pasas por allí lo descubrirás por el color turquesa de su marquesina y la simpatía de sus dueños dispuestos a ponerte hasta arriba de hummus.

Atardecer en Tel Aviv

Tel Aviv

En mi opinión el atractivo más interesante de Tel Aviv es Yafo, una de las ciudades más antiguas del mundo con una historia abrumadora por el que pasaron desde los antiguos egipcios hasta que pasó a formar parte de Tel Aviv para conformar la capital de lo que hoy representa el estado de Israel. Sin embargo, el momento que más disfruté fue admirar un espectacular atardecer en la playa cercana al Herods Hotel, el setentoso hotel en el que nos alojabamos. Fue definitivamente uno de los momentos en el que pude ver en cámara rápida el estilo de vida urbanita de la capital israelí. El sol estaba a punto de esconderse cuando Pedro, Joan y yo decidimos darnos un chapuzón. Me imaginaba el agua fría como la de las playas de Barcelona aún entrado el verano, pero no, al entrar el agua me arropó amablemente y le puso la guinda que le faltaba al momento.

Dormir en un antiguo hospital de Jerusalén

Mount Zion Hotel, Jerusalén.

En Jerusalén nos alojamos en el Hotel Spa Mount Zion. De entrada me pareció un lugar agradable, con unas vistas envidiables hacia la Ciudad Vieja y todos los servicios del que se puede preciar de tener un hotel 4 estrellas. Pero hubo un detalle que ellos no esconden porque forma parte de la historia del edificio, pero que no me hubiese gustado saber: antiguamente, a finales del siglo XIX, el edificio fue un hospital  para tratar enfermedades oculares, durante la Primera Guerral Mundial sus sótanos fueron convertidos en arsenales del ejercito turco y para la Guerra de la Independencia sirvió como posición defensiva israelí. Yo me tomé toda esta información de manera muy literal e imaginé que mientras dormía llegarían enfermeras a abrirme los ojos en plan La naranja mecánica o si de pronto escucharía disparos de algún enfrentamiento. La imaginación en muchas ocasiones puede ser nuestra peor enemiga.

Más allá de eso, los desayunos que ofrecen en el Mount Zion son de los mejores que he probado en hoteles de esta categoría. Seguro que Joan comparte conmigo esta afirmación y no olvida los quiches de champiñones que engullimos a las 6,30 de la mañana, pocas horas después de aterrizar en Israel.

Medianoche frente al Muro de los Lamentos

Muro de los Lamentos

Noam, el mismo chico que escribió nuestros nombres en hebreo, fue nuestro guía estrella por una noche en Jerusalén. Gracias a él pudimos descubrir una mirada muy particular de la capital israelí. A media noche nos llevó a un mirador para poder contemplar la ciudad desde un punto de vista menos turístico y más real. Al percibir nuestra curiosidad por querer saber nos llevó al Muro de los Lamentos pasada la medianoche.

Confieso que los lugares que se consideran sagrados para algunas religiones me transmite mucho respeto, pero también miedo. No suelen gustarme por la carga dramática que les otorga el hombre y que suele ser abrumadores. Esa noche, allí frente al Muro cuando recién terminaba el Sabbat, decenas de judíos ortodoxos se agolpaban sobre un coche que traía dentro a un rabino muy importante que venía a Muro para rezar el Tikun, incluída en el Aleinu, una plegaria que finaliza los servicios religiosos diarios de los judíos ortodoxos.

No podíamos dar crédito a lo que ocurría ante nuestros ojos. En cámara lenta Carmen y yo mírabamos cómo el coche se iba acercando lentamente hasta uno de los lados del Muro. Minutos después todos agolpados frente al Muro realizaban ese movimiento semi hipnótico que les permite concentrarse para realizar su oración. Agobio, angustia, perplejidad, sorpresa…no sé cuántas emociones vinieron en un instante a ese momento. Joan y Juan Carlos aún tuvieron energías para seguir la ruta por la Ciudad Vieja. Carmen y yo volvimos al hotel, ella para escribir una post que necesitaba escribir en ese momento y que recomiendo amplamente leer en su blog.

Paseo en 4×4 por el Desierto de Judea

Desierto de Judea

De todo el recorrido quizás uno de los que más me hacía ilusión era el Desierto de Judea, allí justo al lado del Mar Muerto. Y no me defraudó. Estaba programado un recorrido en 4×4 por parte del desierto y tuvimos la suerte de encontrarnos con un experimentado guía que parecía más sacado de Jamaica que de su Tel Aviv natal. Motor encendido y reaggee a todo volumen la aventura por el Desierto de Judea terminó siendo uno de los momentos favoritos del viaje de todo el grupo.

Flotar en el Mar Muerto

Foto de @joanplanas

Es un clásico cuando se visita el Mar Muerto, pero nunca es igual que te lo cuenten a vivirlo en carne propia. Estar a 420 metros bajo el nivel del mar definitivamente se siente en el cuerpo, pero aún más cuando pruebas la sensación de flotar en este mar cuya concentración de sal hace que nuestro cuerpo salga siempre a flote. Nos faltó la típica foto leyendo una revista, pero el momento sirvió para hacer la introducción del vídeo que pronto publicará Pedro y Joan en Minube.com sobre este gran recorrido por Israel.

Mis compañeros de viaje

Pedro, Joan, Juan Carlos y Carmen...mis compañeros de ruta.

Este viaje fue realmente un premio que me gané en la pasada edición de Fitur en un encuentro de blogueros realizado en el stand de la Oficina de Turismo de Israel. Por temas de trabajo tuve que cambiar a última hora la fecha de mi viaje, con lo cual también cambió el grupo con el que viajaba. Cuando recibo el mail de Dolores para comunicarme que lo haría con los chicos de Minube.com y sus increíbles #Minubetrips, sabía que el buen rollo estaba garantizado. Y no me equivoqué. Siempre he dicho que la experiencia de un viaje tiene que ver mucho con quien lo hagas y en este caso no pudo haber mejor compañía que las ocurrencias de Pedro, la sensibilidad de Carmen, las locuras de Joan y el blackberry con conexión 3G internacional de Juan Carlos 😉

Viajeros que muestran el mundo a través de sus ojos

Una imagen vale más que mil palabras y ellos lo saben muy bien.  Son viajeros que aman su cámara de video y viceversa, una deliciosa simbiosis de la que salen a flote imágenes que nos hacen volar a destinos insospechados, a lugares que nos recuerdan a un mundo de fantasía.

Son cuatro videoviajeros que han recorrido el mundo para mostrar a través de ópticas intimistas y personales los más insólitos escenarios de la tierra. Los cuatro pasan de los detalles más minúsculos de un destino a la grandeza de impresionantes paisajes urbanos o naturales.

Ke Nguyen

Londinense de 29 años que un día dejó de administrar sitios web de bancos de inversiones para viajar y captar en pocos minutos la esencia de Camboya.

Cambodia from properniceinnit on Vimeo.

Mario Feils
Publicista alemán de 26 años quien descubrió su pasión por mostrar el mundo cuando empezó a hacer vídeos de Chiemgau, al sur de Bavaria en Alemania. Posteriormente realizó un viaje soñado a Escocia que resumió de manera magistral en este vídeo.

a trip to Scotland from Mario Feil on Vimeo.

Joan Jiménez
A Joan lo conozco en persona y puedo dar fe de su pasión artística cuando habla de su trabajo. Catalán de 43 años que trabaja desarrollando campañas de branding online, pero que cada cierto tiempo se escapa por capricho a algún lugar privilegiado que muestra según su propio estado de ánimo. Su vídeo de Tokio es una verdadera joya…después de verlo no me quitarás razón.

Haritz Rodríguez

Vasco de 33 años que dedica su vida a realizar videos a través de su productora llamada Transitoria y su videoblog Tokitan.tv. Hace aproximadamente un año recibí un email de Haritz en el que se ponía en contacto conmigo para intercambiar experiencias viajeras. Desde entonces no dejo de admirar su trabajo: creativo e innovador. De los vídeos que ha realizado podría mostrar muchísimos, pero he aquí un breve resumen de un viaje que realizó por la isla de Malta.

Una opción de alquiler de coche verdaderamente low cost

Recién descubro un nuevo servicio/iniciativa que tiene muy buena pinta. No sólo porque representa una opción económica a la hora de organizar un viaje, sino porque posee una doble ventaja: ecológica y flexible.

Movomovo.com es una red de alquiler de coche entre particulares. A simple vista es un servicio muy sencillo y fácil de usar, pero también en el fondo nos libera de aspectos más complejos. Por un lado están las personas que ofrecen su automóvil para alquilar y por otro las personas interesadas en alquilar uno. Si lo vemos desde el punto de vista meramente comercial la plataforma apela al sistema de trueque que existió muchos siglos atrás, pero no por el intercambio de productos, sino por la eliminación de intermediarios que encarecen enormemente los costes.

Las pocas veces que he tenido oportunidad de alquilar un coche en España, sobre todo con agencias que se autoproclaman Low cost, al final terminas pagando una serie de extras que luego te preguntas dónde está el ahorro.

Con la crisis económica que se cierne actualmente en España y sobre todo cuando no queremos dejar de viajar, esta es una opción realmente válida tanto para quien quiera alquilar un coche como para quien tiene un coche que usa poco y le genera gastos.

Por otro lado, es una opción muy ecológica si tenemos en cuenta que se podría ahorrar en traslados de una ciudad a otra. Por ejemplo, si me quiero ir a Andorra en coche desde Barcelona tendría que recorrer unas tres horas de camino y unos cuantos litros de gasolina. Solución: cojo un autobús hasta Andorra La Vella y al llegar allí alquilo un coche a través de MovoMovo. Me ahorro el alquiler de coche en Barcelona, gasolina – y cansancio – de llegar hasta allí en coche. Práctico y nada complicado.

Lamentablemente de momento creo que es un sistema que podría funcionar muy bien en Europa Occidental. Habrá que ver su evolución y las posibilidades de expansión en otros países. Creo que la clave está en la credibilidad que se genere entre las personas que utilicen la plataforma a partir de sus propias experiencias. El tiempo lo dirá…

El primer encuentro con la naturaleza brutal de la Patagonia Chilena


Tras la crónica de Chris de su recorrido por Santiago de Chile, ahora nos sorprende con su descripción sobre la Patagonia chilena. 

¡Seguimos recorriendo los paisajes más exóticos del Sur de América!

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La cortés y cálida bienvenida que nos brindó Carlos, el chofer del Hotel Remota (Puerto Natales) dentro del minúsculo aeropuerto de Punta Arenas, contrasta con el bofetón de viento y lluvia con el que nos recibió la Patagonia al salir al parking. Me habían avisado que en la zona más austral de Chile se puede vivir las cuatro estaciones en  un solo día. Pensé que era un tópico pero ahora doy fe… y parece que yo había llegado en pleno invierno del miércoles.

A los pocos minutos de salir del aeropuerto, Carlos se desvió del camino para invitarnos a dar un paseo por una playa desde la que podríamos contemplar las gélidas aguas del estrecho de Magallanes que, hasta la construcción del canal de Panamá, fue el único paso marítimo posible entre Atlántico y Pacífico (muy transitado por los buscadores de oro de California). La franja de tierra que teníamos enfrente es la isla de Tierra de Fuego, llamado así porque la población indígena tenía poca ropa para abrigarse del mismo viento que me estaban perforando mi abrigo de Goretex, y preferían calentarse con hogueras. Los marineros españoles que acompañaron a Fernando de Magallanes en su viaje por el estrecho vieron las hogueras y bautizaron la isla con su apellido.

La cantidad de conchas de mejillón que encontré en la playa me recordaron por un instante al suelo de un bar en el casco antiguo de Alicante pero sobre todo me recordaron que había salido de mi hotel de Santiago a las seis de la madrugada y tenía hambre.  Cuando volví al calor del bus el muy atento Carlos me había leído los pensamientos o se había adelantado a mis necesidades (cosa que haría muchas veces en los próximos días), y nos tenía preparado una merienda de riquísimos bocadillos y madalenas caseras. Ya sé que hay gente para todo pero creo sinceramente que el aviso “playa no apta para baño” sobra.

Según progresábamos por la Ruta 9 hacía Puerto Natales me quedé embobado mirando como la inmensa “pampa” cambiaba de color por los caprichos del viento que hacia pasar las nubes delante del sol como un carrusel de diapositivas. Algunas nubes descargaron lluvia en el horizonte añadiendo un arco iris como broche final de esta obra de arte enmarcado en el parabrisas del bus. De repente, una fila de extrañas formas sobre palos de acero aparecen en el horizonte. “Un monumento al viento”  me dice Carlos, anticipándose a mi pregunta. Salí del microbús para hacer una foto, bueno mejor dicho me caí del bus porque el homenajeado viento casi arrancó la puerta y con ella mi brazo. Es testimonio de la capacidad del ser humano de adaptarse a su entorno y de ver el vaso medio lleno cuando si lo único que hay en un páramo a todas luces hostil es el viento y van y ponen un monumento a la cosa que les está amargando la existencia. El caso es que esta obra tan singular como inesperada rompe la monotonía del horizonte con mucho estilo y arte.

Poco después del monumento al viento, la pampa empezaba a ondularse como una enorme y mullida alfombra con el que se ha tropezado un gigante. El paisaje empieza a cambiar a medida que nos acercamos a Puerto Natales, a 250 kilómetros al norte de Punta Arenas.

Si era invierno cuando salimos de Punta Arenas, la primavera y verano debieron de haber pasado mientras me echaba una cabezadita porque cuando llegamos a la oscura silueta del Hotel Remota el tiempo era cuanto menos otoñal.

Una vez más, el frío del clima contrastaba con la hospitalidad y calidez humana del equipo del hotel que salieron a nuestro encuentro antes que Carlos tuviera tiempo de poner el freno de mano.

He tenido ocasión de alojarme en unos cuantos hoteles en mi vida, algunos de mucho lujo, estrellas y fama pero el servicio que he disfrutado en el Remota consiguió sorprenderme.  Se ha conseguido un equilibrio perfecto entre la deferencia exigida en un producto de lujo (con precios de lujo) y la relajación y liberación de formalidades necesarias para comprender y disfrutar de la naturaleza de este lugar tan especial. En un sin fin de detalles es evidente que todo el hotel está pensado para que el visitante disfrute con todos los sentidos. Detalles como que la estructura portante de edificio, en forma de columnas de hormigón estén separadas de las paredes y ventanales para que el edificio pueda moverse con el viento y dar al visitante la sensación de estar en una gigantesca tienda de campaña (¡Créanme se mueven de verdad!). El único hilo musical del hotel es el que pone la madre naturaleza desde fuera, lluvia o granizo contra cristales, el viento o el canto de las aves. No hay televisión, ni falta les hace porque por cada una de sus ventanales se puede ver un documental de naturaleza en vivo y directo.

Comer la sopa de centollo me resulto algo complicado, no porque no fuera deliciosa, sino  porque no podía quitar los ojos ni cerrar la boca de la siempre cambiante vista del fiordo que tenía enfrente. Justo cuando terminábamos de comer se presentó Javier, que iba a ser nuestro guía particular durante la estancia. El Remota, ha emulado la innovadora fórmula “todo incluido” de los hoteles Explora y el cliente puede elegir cada tarde, aconsejado por su guía personal y por el hombre del tiempo, qué actividad quiere hacer el día siguiente: senderismo, kayak, paseos a caballo, bicicleta de montaña, etc.

Los guías saben todo sobre la historia, flora y fauna pero han sido entrenados para ser discretos y sensibles a las necesidades de sus clientes acompañando en silencio si así lo prefiere el cliente. Este no fue nuestro caso; hacer senderismo con Javier era como ir de paseo con la Wikipedia y disfruté como un niño haciendo preguntas simplemente por comprobar que tienen respuesta. En este primer encuentro acordamos que quedaban pocas horas de luz y  lo mejor sería una vuelta rápida por Puerto Natales y descansar para la caminata de cinco horas del día siguiente.

Esa noche me quedé dormido con una sensación de paz y bienestar que – aunque no niego que pueda haber influido el excelente tinto chileno de la cena – creo sinceramente se debió a la sensación de estar lejos, muy lejos de mis preocupaciones cotidianas y cerca, muy cerca de la naturaleza. Soñé con los paisajes espectaculares que iba a ver al día siguiente, sin saber que la realidad del Parque Nacional Torres del Paine iba a superar mis sueños.

Los «café con piernas» de Santiago de Chile


Desde Santiago de Chile contamos con un corresposal de lujo que se ha ofrecido voluntariamente para narrar sus primeras impresiones recorriendo Chile. Chris Pomeroy nos muestra su particular visión de una de las grandes capitales latinoamericanas que combina con sutileza la tradición y la modernidad.

¡Gracias Chris por compartir tus experiencias con nosotros!

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Después del vuelo de 13 horas el día anterior y un día de reuniones en la oficina de Turismo Chile me despierto algo desorientado (y juro que aún no he probado el afamado Pisco Sour o vino chileno). Poco a poco mi cerebro empieza a ubicarse como el GPS de mi coche cuando sale de un largo túnel y tarda unos segundos en encontrar la señal del satélite. El bolígrafo en la mesilla reza “Hotel Orly”, la decoración clásica y el minúsculo tamñano de la habitación  – aunque cómoda – parecía confirmar mi ubicación en París. Pero en seguida mi cerebro pilla señal y me acuerdo que este Orly está en Santiago de Chile y más concretamente en la calle Pedro Valdivia esquina con la larguísima Calle Providencia. Este pequeño hotel es acogedor y situado en una agradable y tranquila zona residencial, de embajadas y zonas ajardinadas que garantiza un buen descanso antes de explorar una gran metrópolis de 9 millones de habitantes.

A las 13,30h., creo, bajé a recepción para reunirme con mis colegas de Francia e Inglaterra. Digo “creo” porque tengo un lío con las horas debido a que oficialmente Chile cambia los relojes a su hora de invierno en el mes de marzo, sin embargo, este año, para ahorrar energía en un año especialmente seco, el gobierno decidió retrasar dos meses el cambio de hora, aparentemente obviando el pequeño detalle que lo ordenadores y móviles están programadas para cambiar en la fecha señalada. Mi móvil me dice que son las 11,28h. mi portátil jura que son las 12,28h. y según el despertador del hotel son las 13,16h.

Nuestro guía, Marcelo nos recoge en el hotel y nos lleva en coche por Providencia pasando por la iglesia de la Divina Providencia cuyo campanario fue una de las pocas victimas arquitectónicas del terremoto de del año pasado y de momento ha sido reemplazado por un tejado rojo. Pasamos por el edificio de Movistar qué supongo que data de los noventa porque en su día el arquitecto lo diseñó como un gigantesco móvil…de los que tenían antena y pesaban medio kilo.

Marcelo nos dice que estamos siguiendo el Parque Forestal un parque alarga, estrecha y hermosa bordeada por dos carreteras  que me recuerda el país bordeada entre cordillera y costa. Los fines de semana y festivos el Parque Forestal se llena de vida con música, teatro y familias pero hoy, martes, es terreno de parejas de enamorados que aprovechan la hora del almuerzo para pasear disfrutando de los 25ªC o anidar entre las hojas del otoño chileno que cubren el suelo como una colcha multicolor. ¡Cielos! 12 horas en el país de Neruda y veo poesía hasta en un revolcón.


Nos bajamos del coche a la puerta del Mercado Central a donde llega donde el mejor pescado y marisco directamente del Pacífico, a tan sólo 90 minutos de aquí para ser vendido en sus puestos tradicionales o servido en uno de los restaurantes como el famoso “Donde Augusto” o “El Galeón” este último escogido por nuestro anfitriones chilenos para deleitarnos con un Ceviche de congrio y loco.

Después de comer empezamos a andar hacía el downtown por una zona comercial y peatonal muy concurrida que desemboca en la famosa Plaza de Armas y la puerta de la Catedral de Santiago. Entramos en la hermosa y simétrica catedral bajo la atenta mirada del patrón de la ciudad y de los guardias que son rápidos en localizar el sonido de un móvil e invitar a su dueño abandonar el recinto sagrado. Recorremos el larguísimo corredor de brillante suelo de mármol blanco y negro y paredes doradas para salir a la brillante luz del sol que se refleja en la blanca fachada y columnas del antiguo congreso de los diputados. En el jardín del congreso hay una interesante estructura de madera portando dos enormes campanas. Marcelo nos explica que las campanas también se cayeron de otra iglesia durante el seísmo y tomo nota no buscar refugio en la casa del Señor en caso de terremoto no vaya a ser que empiece a llover campanas de 5 toneladas.

Próxima parada, la antigua casa de aduanas de Santiago que hoy alberga el Museo Precolombino. Este museo es de los que engañan y sorprenden. Por fuera parece poca cosa por esta tan lleno de historia, cultura y misterio que pierdes la noción del tiempo mientras recorres sus salas ordenadas, no por orden cronológico sino por procedencia de los objetos desde Texas hasta la Patagonia. Me llamaron especialmente la atención los ejemplos de rituales funerarias. Parece ser que el proceso de momificación de algunas de las culturas precolombinas era en esencia la misma que el que usaron los antiguos egipcios: sacaron del cadáver los órganos blandos para sustituirlos por hojas y plantas antes de embalsamar el cuerpo con barro. También impresionan los “hombres de Madera” una familia de figuras talladas en madera cuyos orgullosos rostros angulados recuerdan las damas de Avignon de Pablo Picasso.

Después de tanta cultura Marcelo nos propone un café…

El Café Caribe, uno de los típicos “café con piernas” en el centro de Santiago. Un sitio que parece retar todo lo políticamente correcto porqué sí. Primero en la puerta hay un cartel de “bienvenidos fumadores”, aquí no ha llegado la Ley Antitabaco pero esto es sólo el principio ya que el principal reclamo de está institución chilena son las camareras pechugonas en ceñidos vestidos rojos y minifalda que sirven el café detrás de una encimera sin barra que tape su piernas. Pero el café es lo de menos. En la esquina hay un señor, habitual del local toma un café mientras flirtea con una camarera cincuentona embutida en el mismo vestidito rojo que lleva desde que tenía edad y cuerpo para llevarlo. A nosotros nos sirve una melancólica chica joven con largas piernas, mucho pecho pero poca gracia. La decoración es de los años cincuenta y no ha cambiado nada desde que el concepto causó gran escándalo y furor y escándalo.

A la vuelta de la calle del Café Caribe, quizás aturdido por mi primera experiencia de café con piernas, tuve otra vez la sensación de estar en Europa cuando me encontré frente al bonito y clásico edificio de la “bolsa de comercio” un edificio que encajaría perfectamente en la Gran Vía de Madrid flaqueado por un lado por una sucursal de la BBVA y por el otro por el banco de Santander pero sobre todo porque todos los bares que pasé retransmitían la vuelta de la Champions entre Madrid y Barcelona.

Unos metros más adelante me encontré bajo la estatua de Salvador Allende y delante de la famosa Casa Blanca y Marcelo me estaba enseñando la puerta lateral por donde sacaron el cuerpo de Allende tras el golpe de Pinochet. De la época del golpe y de la posterior dictadura se habla muy poco en Chile como si fuera aún un tema tabú.

Alojamiento a precio de gallina flaca

Cada vez son más comunes las plataformas online que ofrecen cupones de descuento que tienen como peculiaridad una caducidad muy reducida de aproximadamente 24 horas que apela al concepto de «compra colectiva», es decir, que la oferta es disfrutable mientras un grupo mínimo de personas se ha apuntado para ésta. Si no hay un mínimo de personas inscritas, no se realiza la oferta.

Hasta ahora estas plataformas cubren sobre todo servicios de restaurantes, centros de belleza & spa y muchas más actividades de ocio que pueden existir en una ciudad. Sin embargo, ahora los hoteles se están apuntando a la moda pero de una manera distinta. Tal es el caso de Hotelbono.com, una novedosa manera de consumir noches de alojamiento a un precio más accesible. ¿Y cómo funciona? Pues simplemente realizas la compra de un talonario que por el precio de 98 euros puedes disfrutar de siete noches de hotel en todos los establecimientos suscritos a este sistema.

Estuve revisando algunas opciones de alojamiento en Barcelona, que es la ciudad donde resido y conozco muy bien, y puedo decir que la oferta hotelera es lo suficientemente amplia como para tenerlo en cuenta como un sistema de compra interesante, siempre y cuando a éste se sumen más hoteles a futuro.

Son opciones que realmente venimos siguiendo con lupa porque precisamente en el poder de compra colectiva que podemos tener los usuarios hoy en día a través de internet puede generar una masa crítica que influya en los precios de un mercado tan susceptible como el de la hostelería.