Es domingo y nos toca despedirnos de Roma. Lo hacemos sin tristeza y sí con emoción porque pasamos días fascinantes y hoy domingo no es la excepción. Robert Kincaid nos aconseja otro paseo para dejarnos un recuerdo auténticamente perfecto de tan singular ciudad.
Roma: qué se puede hacer, visitar.
Descanso y remate con alguna cosilla que nos haya quedado pendiente, por ejemplo, Templo de Vesta, el Ara Pacis, la Prima Porta o algún museo o exposición temporal. O mejor, piérdete por las calles del centro, pasea sin prisa, observa, huele, siente y contempla.
Consejos:
Huir de los restaurantes y cafeterías en las plazas o sitios más turísticos. Lo mismo tres calles más arriba o abajo te puede salir por la mitad de precio. En los restaurantes, preguntar primero si en el precio de oferta están incluidos el servicio y la bebida porque suelen clavarla ahí. Las fuentes de Roma son magníficas así que no compres agua a precio de wisky en los puestos callejeros. Seguramente es agua de la fuente. Personalmente no recomendaría entrar y perder el tiempo en el Monumento a Victor Manuel (la mayoría de los romanos estarían de acuerdo conmigo).
Los restaurantes del Trastéver o del río Tiber por la noche son de lo más agradables. Las terrazas en las pequeñas plazas del centro son ideales para tomar una copa.
Con esto ya conoceríamos lo más representativo de Roma, aunque aun nos quedaría mucho por descubrir.
Fotos cortesía de: Oscar Alarcón.
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